*Por Carlitos Detona.

Matías Parra, el lider de Vecinal y elegido como el mejor jugador del año en la Liga Federaense de Fútbol, no pudo contener la emoción. Apenas empezó la conversación, como cuando terminó la final, volvió a llorar por el campeonato, por el camino recorrido y porque —como confesó— “estuve a punto de dejar el fútbol”. Pero aparecieron las personas indicadas, un grupo que se hizo fuerte desde las derrotas, y juntos transformaron la historia del club.

En diálogo con DetonaDOS, Matías describió el alma del equipo: “Fuimos de menor a mayor. Armamos un gran grupo, un cuerpo técnico muy positivo. Superamos adversidades, cada uno se hizo cargo de lo que le tocaba. Con esfuerzo, logramos salir campeones. El técnico Papo Bravo fue clave: nos retaba cuando tenía que hacerlo, nos unía siempre. Nos conocía bien a todos y encontró el punto justo. Eso nos hizo fuertes para empezar a ganar los partidos” comentó.

El 10 repasó la campaña sin esconder las dificultades: “Después de superar a Estudiantes tuvimos un plus. Fue dificilísimo, pero seguimos adelante. América nos había ganado en el año, pero en la definición veníamos muy bien y controlamos el partido para clasificar. Otro rival difícil pero nos encontrábamos en un gran momento” reitero.

Para Matías, la fortaleza del plantel fue decisiva: “Tuvimos un gran momento anímico, ganas de lograr los objetivos y la experiencia del equipo. Hicimos un planteo inteligente y eso nos permitió imponernos. Festejar con la gente y la familia fue maravilloso” explicó.

El golpe más duro: entrenar sin predio.

Al hablar de las condiciones de entrenamiento, Matías se quebró. Se le llenaron los ojos de lágrimas y por unos segundos no pudo hablar. La humildad del campeón y sostener de donde viene.

“Es muy duro no tener un predio. Tener que cruzar el campo o la calle para poder orinar. Cuando entrenamos o hacemos un picado nos raspábamos entero, brazos y piernas, pero hicimos demasiado esfuerzo. Eso nos fortaleció.

«Somos campeones -siguió- sin cancha, sin un lugar propio para entrenar. Salimos del potrero, jugamos contra todos los grandes y llegamos al título. Y Vecinal merece un terreno, un predio, un lugar para seguir creciendo, para darle un espacio a los chicos que hoy están con nosotros y necesitan un lugar apropiado” reclamó.

Los afectos que empujan.

En el cierre por FM Federación, el «Gran Capitan», abrió el corazón y dejó un agradecimiento que lo atraviesa desde siempre:

“Agradecido con mi mamá Griselda, y con mi mamá y abuela Cristina, que toda la vida nos acompañaron y estuvieron en cada paso. Nunca las vi tan rápido, y ese día las noté emocionada. Fue inolvidable, como tenerlo presente a Capincho Parra. Como valió la pena el esfuerzo”.

Y sumó: “A mi señora, a mi hijo —que también salió campeón con Almirante—, a sus amigos, a mi familia y a todos los que nos alentaron para salir campeones” agradeció.

El barrio, su identidad, su motor:

“Los vecinos se merecen todo. Me hace feliz poder generar oportunidades para un montón de gurises que quieren recorrer el camino del fútbol y que necesitan apoyo. Ojalá que este campeonato sea apenas el comienzo para ellos” precisó.

Matías Parra, el 10 que salió del potrero, dejó algo más que gambetas y goles: dejó un mensaje de pertenencia, esfuerzo y futuro. Vecinal ya tiene su estrella. Y el barrio, otro motivo para soñar.

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