LA SUMA DE PEAJES SERÁ UN GOLPE PARA EL TURISMO EN FEDERACIÓN Y LA PROVINCIA
Por Redacción de El Federaense
La política de privatización de rutas impulsada por el gobierno de Javier Milei comienza a mostrar sus efectos concretos: un incremento desmedido en la cantidad de cabinas de peaje y una proyección tarifaria que amenaza con afectar de lleno la conectividad y la actividad turística de ciudades como Federación. En una economía asfixiada por la recesión, las decisiones del Ejecutivo nacional parecen seguir profundizando los obstáculos para los sectores productivos, entre ellos, el turismo.
Según datos oficiales, las nuevas concesiones viales prevén un aumento del 162% en las estaciones de peaje en la zona núcleo, incluyendo a Entre Ríos. En nuestra provincia, por ejemplo, se instalarán por primera vez cabinas de cobro sobre la Ruta Nacional 18, en Viale, Villaguay y San Salvador. Esto significa que un viaje por tierra desde cualquier punto del país hacia Federación —ya sea desde Buenos Aires, Rosario o el norte argentino— implicará múltiples pagos de peaje, con tarifas que podrían superar los \$2.000 cada 100 kilómetros.
En números, un viaje de ida y vuelta entre Paso de los Libres y Campana rondaría los \$29.600 en peajes. Si esta estimación se traslada a los accesos hacia Federación, una familia que desee vacacionar en nuestra ciudad deberá contemplar un gasto significativo solo para llegar. Esto inevitablemente encarecerá la estadía, reducirá el número de visitantes y afectará a toda la cadena turística local: hoteles, cabañas, complejos termales, gastronomía, comercios y actividades recreativas.
Lejos de promover el desarrollo regional o el turismo interno, el modelo vial que propone el gobierno nacional se inscribe en una lógica puramente recaudatoria, con escasa sensibilidad sobre las realidades locales. El turismo no solo es una fuente de ingresos para miles de familias, sino también un dinamizador de economías como la de Federación, que ha hecho de su propuesta termal y su entorno natural una marca reconocida en todo el país.
Mientras Milei insiste con la motosierra, en nombre de la «eficiencia del mercado», las consecuencias recaen directamente en los ciudadanos. Las rutas que deberían unir y acercar, se convierten ahora en corredores costosos que aíslan a las comunidades y desalientan el tránsito federal.
El turismo necesita previsibilidad, conectividad y políticas que acompañen. En lugar de eso, nos encontramos ante un esquema que pone barreras —literal y simbólicamente— a quienes quieren venir a disfrutar de nuestra ciudad.
Federación, como tantos destinos del interior argentino, vuelve a quedar a la deriva frente a decisiones centralizadas que no miden su impacto territorial. Y el turismo, lejos de ser una prioridad, parece hoy una víctima más del ajuste.