A pesar de haber transitado uno de los mejores fines de semana largos del año en términos turísticos a nivel nacional, Concordia volvió a quedar por debajo del promedio provincial, según advirtió la Asociación Concordiense de Trabajadores del Turismo (ACTITUR), en un comunicado que lanzó duras críticas al estado actual del sector y a la falta de políticas de apoyo concretas.

Mientras otras localidades de Entre Ríos celebraban buenos niveles de ocupación y consumo, Concordia apenas alcanzó un 70% de ocupación hotelera, con un promedio de 2,6 noches por visitante y un gasto per cápita de $76.000, cifras que, aunque aceptables a primera vista, no compensan los altos costos operativos ni permiten rentabilidad real para los prestadores locales, según indicó la entidad.

“Volvemos a observar una caída en el sistema turístico”, señalan desde ACTITUR, apuntando no solo a la crisis económica nacional, sino también al deterioro del peso uruguayo y el real brasileño, factores que desalientan el ingreso de turistas extranjeros, particularmente en esta región de frontera.

Además, los empresarios del sector ponen el foco en otro problema estructural: la presión impositiva y el costo de los servicios, que se vuelven insostenibles para los emprendimientos formales. Por eso, desde la entidad reclaman que se debata una urgente baja en tasas y servicios municipales y provinciales como medida paliativa.

Pero la crítica más contundente va dirigida al corazón del sistema: la creciente competencia desleal de prestadores informales que operan al margen de todo control, evadiendo impuestos y regulaciones, “licuando los activos” de quienes sí están en regla. “La situación es delicada —advierten— y ya no se trata solo de números de ocupación: el turismo en Concordia no está dejando ganancias reales.”

En contraste con «los discursos oficiales y las estadísticas optimistas» que suelen difundirse tras cada fin de semana largo, el sector privado local cuestionó la venta de “espejitos de colores” y  al cierre de su comunicado, se hace una pregunta que parece resumir el sentimiento generalizado entre los prestadores: “¿Para qué?”

diariojunio

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